martes, 12 de mayo de 2009

“Distortion”, The Magnetic Fields (Nonesuch Records, 2008)

Publicado en 'Revista Plagio' (2008) 

Por Rodrigo Olavarría

 A mediados de enero Stephin Merritt lanzó “Distortion”, un disco que lleva la firma de la más antigua, famosa y, podríamos decir, mejor de sus variopintas agrupaciones: The Magnetic Fields. Nombre bajo el cual ya ha firmado alrededor de siete discos, incluido “69 Love Songs” (1999), un disco que no solamente es una obra maestra sino que además es la piedra angular del indie rock con posterioridad al año dos mil.

Harto tiempo se demoró en reagrupar a los Magnetic Fields desde que el 2004 lanzara “I”, pero estuvo lejos de mantenerse inactivo, primero grabó (bajo el nombre de The Gothic Archies) un disco con canciones inspiradas en la serie de libros “A series of unfortunate events” del autor Lemony Snicket y luego dos discos firmados sólo con su nombre: “Showtunes” (2006) y “Eban and Charlie” (2006), editados en solitario. 

Un rasgo que ha caracterizado las producciones de Stephin Merritt (que por algún motivo firma como Stephin y no como Stephen) desde “The Charm Of The Highway Strip” (1994) en adelante, es que las canciones son reunidas en un álbum bajo un concepto cualquiera que da coherencia y unidad a los discos. Lejos de ser álbumes conceptuales, se trata más bien de discos ordenados arbitrariamente en torno a un eje temático o estético. El caso es tan grave que el mismo Stephin Merritt ha declarado que la idea de hacer un disco que tuviera 69 canciones de amor fue anterior a la escritura de las canciones que pasaron a ser parte de “69 Love Songs”. Antes de ese disco los ejes temáticos usados habían sido: canciones sobre zombies, viajes por la carretera y trenes. Más tarde, para reunir las canciones del disco “I” del año 2004 el rollo fue que todas las canciones empezaban con la letra I, ejemplos: “If There’s Such A Thing As Love” y “I Don't Really Love You Anymore”.                                                                                           

Para darle forma a las canciones de este nuevo disco, Stephin Merritt decidió dar un paso más allá, en este caso no es un eje temático, argumental o casual el que da sentido y razón al disco, sino un eje estético o estilístico. Las canciones abarcan temas tan diversos como el odio por las chicas de California que son rubias y tienen orgasmos múltiples (“California Girls”) o lo bueno de estar borracho a la hora de la seducción (“Too Drunk to Dream”), es decir, no hay unidad visible entre una y otra canción. Lo que reúne las canciones de “Distortion” es que todos los instrumentos fueron grabados con montones de feedback. Todo tiene distorsión, el piano, el cello, la guitarra y el bouzouki, un instrumento similar al ya clásico ukelele de Stephin Merritt pero un poco más grande.

 Las varias capas de feedback en la grabación hacen inevitable comparar a este disco con “Psychocandy” (1985) de The Jesus and Mary Chain, me parece muy evidente que incluso más que agregar feedback el concepto estético de este disco es sencilla y arbitrariamente aplicar el sonido de “Psychocandy” a un grupo de canciones no muy homogéneo. El punto es que en ambos álbumes se repiten la principal característica del debut de The Jesus and Mary Chain, las excelentes melodías y las varias capas de feedback, claro que en “Distortion” se trata de un caos controladísimo que nunca llega a las cuotas de “The Living End”, esa canción donde los escoceses dan todo en lo que a ruido blanco respecta.

 Pese a que hay canciones excepcionales en el conjunto, como “Nun’s Litany” o “Til’ The Bitter End” me parece que hay algo que se oculta bajo las capas de feedback (capas que se hacen más disfrutables cada vez que ese pone el disco, hay que decirlo). Tengo dos teorías, la primera tiene que ver con que las canciones, por muy buenas que sean, no están a la altura de lo mejor escrito por Stephin Merritt y bajo esa perspectiva habría que disimularlo de algún modo, digo esto de rodillas ante el genio de quien considero de los tres mejores compositores de pop vivos. La segunda teoría que he barajado este tiempo tiene que ver con la posibilidad de que Merritt haya decidido sacudir a sus fans más recientes, aquellos que se acercaron a The Magnetic Fields post “69 Love Songs” y conocen sólo la variante melódica de la banda y no el sonido que los caracterizaba por ahí por la época en qué grabaron “Distant Plastic Trees” o “The Charm Of The Highway Strip”.

 De hecho, he encontrado en internet pataletas furibundas de fans que, guardando las proporciones, me recordaron a los lloriqueos de los fans de Bob Dylan cuando decide electrificar su sonido en 1965. No es para tanto. Stephin Merritt tiene prometido otro álbum para este año, un álbum que seguro no tendrá el sonido de este y que, tal vez, se decida por un corte más parecido a sus reverenciados The Human League, no sería nada de raro.

 Pero para los que se terminan de convencer del sonido de “Distortion” hay un remedio, resulta que en la gira que iniciaron en febrero pasado, los Magnetic Fields se están presentando sin feedback en el escenario. Así que quienes detesten el feedback de “Distortion” sólo tienen que meterse a dimeadozen.com y bajar el excelente concierto del 24 de febrero recién pasado y verán lo que hay tras todas esas capas de distorsión, la misma musa de Stephin Merritt, sólo que un poco más pálida.

1 comentario:

edo dijo...

como hago para conseguir el concierto en vivo??

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