domingo, 1 de abril de 2007

Prados, Flores y Portentos (Juan Andrés Piña)

..... A comienzos de la década del 50, una chilena menuda, más bien fea y con el pelo desgreñado salió hacia el sur y el norte del país, entró en las casas de los campesinos, averiguó dónde vivían los cantores de cada zona y se puso a recopilar pacientemente sus poesías, dichos, canciones y costumbres. Se llamaba Violeta Parra y era una oscura intérprete en chicherías y bares de mala muerte en Santiago.
..... Aburrida de esta actividad, pero interesándose siempre vivamente por el canto, comenzó una paciente labor de recopilación del folklore chileno, que con los años se difundiría en radios, discos y peñas, poniéndolo en un lugar de respetabilidad y categoría.
..... Posterioremente, Violeta Parra compuso sus propias creaciones, impuso un estilo autoral de alto nivel y llegó finalmente a realizar una exposición de ingenuos tapices en el Museo del Louvre de París. Ya entrada la década del 60 fue postulada como la gran desenterradora de la verdadera imagen cultural de Chile, y su consagración definitiva vino, como siempre, después de su muerte, en 1967. La última etapa artística de Violeta Parra es la que más ha preocupado y difundido, pero existe aquella rica zona de su vida en que recopiló e investigó en las fuentes mismas del folklore, quizá la más desconocida.
..... El nuevo texto de Violeta Parra que acaba de lanzar Editorial Nascimento Cantos folklóricos chilenos (1980, 134 páginas), trata de recuperar precisamente aquel periodo. El libro contiene canciones de catorce poetas populares de la zona central y sur de Chile, introducido en cada caso por la propia artista, quien explica cómo conoció a los campesinos, cómo le fueron entregando las canciones, sus dichos y sus personalidades.
"¿Y ustedes no saben?"
..... Sumados a la antología y las anotaciones de Violeta, aparece en el libro las transcripciones musicales de Gastón Soublette y las fotografías de Sergio Larraín y Sergio Bravo. Los tres colaboraron en aquellos años con la folklorista, acompañándola muchas veces a los lugares de investigación y trabajando, como el caso de Soublette, en la Universidad de Concepción junto a ella en el procesamiento y ordenación de lo recopilado. El valor del libro no sólo reside en dar a conocer por primera vez el texto y la música de las composiciones de poetas populares, sino también porque los relatos de ella muestran auella paciencia y tesón para convencer a la gente de que recitara, cantara, soltara algún dicho típico de la zona.
..... Violeta Parra buscaba, indagaba, preguntaba husmeaba en todos los rincones hasta encontrar, por ejemplo, el trozo de una tonada o cueca que se había perdido en la memoria de los ancianos cantores, y que de pronto saltaba y era anotado en su cuaderno o registrado en esa inmensa grabadora, actualmente ya tesoro arqueológico. Las primeras investigaciones las realizó en la zona de Ñuble hacia el interior, y su método consistía en preguntar a cualquiera si conocía algún cantor. Le daban el dato y aunque quedara muy lejos llegaba con su guitarra y su cuaderno, les decía su nombre y se ponía a cantar. Después, les preguntaba, retándolos: "¿Y ustedes no saben cantar?". Picados, los otros comenzaban a entonar canciones antiguas, cuecas, sirillas, décimas que sólo ellos conocían y, de no haberlas anotado Violeta Parra, se habrían perdido para siempre.
..... La reticencia de los cantores era a veces obstinada: se negaban a abrir la boca. Pero la paciencia y el saber que ella estaba haciendo una labor cultural importante hacían por fin brotar el canto. Como Guillermo Reyes, de las Barrancas, que había jurado no cantar más desde que lo hizo en el velorio de su nieta regalona. Cuenta Violeta:
-Don Guillermo rompió su juramento cuando le dije que la patria necesitaba de sus cantos.
"Para usted lo voy a hacer, Violetita, que es la única que trasmite a lo "pueta"'.
"El demonio confesao"
..... "Don" Antonio Suárez era otro reticente a quien no le gustaba la forma de cantar de la artista. Lo invitan a almorzar y por ahí empieza a soltar sus "decires", anotados religiosamente: "La plata se gana al sol y se consume a la sombra"; "Al medio de la sopa viene una copa"; "Los que somos, somos; los demás son palomos". Finalmente "don" Antonio, cuenta Violeta, terminó afinando la guitarra y cantando en el estilo de "Por el mundo al revés":

El mundo al revés pintao
yo lo vi en una pintura
de penitente vi un cura
y el demonio confesao.

..... Muchas veces Violeta organizaba ruedas de cantores que se iban entusiasmando con las payas y poesías, y de donde se extrajo parte del material inédito que después mostró en las radios. Violeta les decía: "Ahora vamos a cantar por ponderación", y cada cual sacaba a relucir sus canciones más ingeniosas e este estilo, que consiste en contar mentiras, cosas exageradas:

Una chacra que sembré
se dio el maíz en tal estado
que de una caña saqué
cinco puntas y un arado.

Dirán que es ponderación
al fin no pondero nada
que una mata de porotos
me sirvió para ramada.

..... Las investigaciones folklóricas realizadas por aquella época quedaban generalmente archivadas en sesudos estudios universitarios y no eran difundidas a nivel masivo. Violeta Parra da a conocer en las radios -sobre todo La Chilena- todo lo que va recopilando, despertando un gusto y un interés por lo chileno más auténtico. Comienza así a ser desplazada la imagen del folklore nacional como las interpretaciones cursis, acartonadas y sentimentaloides de los huasos de salón. Debajo había mucho más, como las ceremonias de angelitos -rituales cantados en presencia del niño muerto-, las distintas formas de trasponer la guitarra, los innumerables modos campesinos de componer que revelaban, además, una determinada visión del mundo, brutal a veces, de gran riqueza metafórica generalmente:

La vista dice yo veo
dar vuelta el mundo y los años
veo el mundo y sus engaños
a la sombra del deseo
ver los campos me recreo
prados flores y portentos
veo todo el firmamento
la florida luna y sol
y están en salutación
la vista y el pensamiento

Cuecas "amartelás"

..... La recopilación se extiende después a las fiestas de La Tirana, al sur, a Chiloé, integrando una imagen conjunta de Chile. Cantos folklóricos chilenos se sitúa fundamentalmente en la zona central y algo del sur, como Lautaro, donde existió doña Elena Saavedra, que interpretaba el curioso tipo de cuecas "amartelas", que explica su propia intérprete:
-Se llaman así porque son bien alarmantes y se cantan a dos o tres gritos. Por ejemplo, usted saca el principio de la cueca, el otro agarra en la segunda vuelta y el otro en la tercera y terminan todos juntos.
..... El medio centenar de composiciones, las fotografías y las transcripciones musicales contenidas en el libro, entregan la visión de una Violeta Parra lúcida y empeñosa en el rescate de una expresión cultural regional y universal. Aparece justo en el aniversario número 13 de su muerte, demostrando que queda mucha Violeta Parra por delante todavía.

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